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Estudio GratisEl 6 de mayo de 1985 los geofísicos Joe Farman, Brian Gardiner y John Shanklin publicaron un artículo en la revista Nature advirtiendo de que se estaba formando un agujero en la capa de ozono en la zona de la Antártida que tendría consecuencias desastrosas para nuestro planeta.
Dos años después, ante la evidencia científica, se firmó el protocolo de Montreal en el que un total de 197 países aprobaron varias medidas para proteger la capa de ozono. Dentro de dicho acuerdo se clasificaron y enumeraron casi 100 sustancias químicas perjudiciales para la capa de ozono y se estableció un control de su producción y consumo, así como un calendario que marcara su eliminación.
Posteriormente, al protocolo de Montreal se han añadido varias enmiendas que lo han ampliado también a más retos medioambientales, como el calentamiento global. El más reciente fue la Enmienda de Kigali, aprobada en 2016, cuyo objetivo es evitar el calentamiento global entre 0,3 y 0,5º controlando el uso de algunos hidrofluorocarbonos.
El décimo informe del Grupo de Evaluación Científica del Tratado de Montreal publicado por la ONU confirma la efectividad de estas medidas y se muestra positivo. Si los países que firmaron el acuerdo mantienen las medidas y calendarios aprobados, la capa de ozono se habrá recuperado en 2066 en la Antártida, en 2045 en el Ártico y en 2040 en el resto del planeta.
En palabras de Meg Seki, secretaria ejecutiva de la Secretaría del Ozono del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, “nunca se destacará lo suficiente el impacto que ha tenido el protocolo de Montreal”
Nuestro impacto ha sido catastrófico para el planeta. Miles de especies se han extinguido, cada vez hay más escasez de agua y más huracanes y el aumento del nivel del mar podría hacer alcanzado los 2 metros a finales de este siglo. Estas son sólo algunas de las consecuencias de nuestra huella, pero el Protocolo de Montreal demostró que, si trabajamos en conjunto, podemos conseguir frenarlas.
Sin duda, uno de los grandes retos actualmente es el de reducir el uso de combustibles fósiles y la emisiones de gases de efecto invernadero. Dentro de este contexto, la Unión Europea creó el paquete de medidas “Fit for 55” para disminuir las emisiones en un 55% para 2030. El objetivo final es alcanzar la neutralidad climática para 2050.
Pero, sin duda, uno de los cambios más necesarios es el de la transición hacia un nuevo modelo energético sustentado en fuentes de energía renovables y limpias. En línea con esta necesidad, la Unión Europea ha marcado el objetivo de que en 2030 el 32% del consumo de energía provenga de fuentes renovables.
Dentro de las energías renovables, la energía solar se ha convertido en la más habitual para cubrir el consumo de energía en viviendas, empresas e industrias. Sin necesidad de grandes espacios podemos cubrir el consumo energético de un inmueble casi por completo. Y, lo más importante: se está cubriendo dicho consumo con una fuente de energía inagotable y limpia.
Debido a esto, y como parte de la promoción de las energías renovables, existen actualmente varias ayudas, subvenciones y beneficios fiscales para la instalación de placas solares tanto en viviendas como en empresas. Este es el mejor momento para la transición energética. Pide un estudio gratuito y sin compromiso rellenando nuestro formulario que verás a continuación.